Nací en Caracas-Venezuela el 16 de diciembre de 1984, fui la segunda de 5 hermanos.

Mi padre Juan Pablo, un trabajador incansable y mi madre Gloria una maravillosa mujer con un corazón muy noble.

Absorbidos por la cotidianidad, la necesidad de mantener el negocio familiar y la búsqueda de la prosperidad y lo material, se colocaron por encima de la conexión emocional que necesitaba de niña, día a día me encontraba sola, decidiendo entre lo que no sabía e improvisando en mi crianza y en la de mis hermanas menores para llenar los vacíos que ellos dejaban.

Fui una niña muy tremenda e hiperactiva y ya desde temprana edad empecé a escuchar a los profesores decir que no me soportaban.

Sin embargo, puedo decir que la bondad, la nobleza y la compasión fueron virtudes naturales que siempre tuve en mi corazón, es por ello que, desde los 8 años de edad, le pedía a mi mamá que adoptara un niño, diciéndole “si todas las familias adoptaran un niño, no habría niños en la calle”.